Los perros son animales inteligentes que aman la vida de manada, se comunican con nosotros de una manera bastante sofisticada y aparentemente son capaces de pensar de manera elaborada. Después de todo, el cerebro canino no es tan diferente al humano. De hecho, ambos tienen dos lóbulos que poseen funciones diferentes y un flujo de información continuo.

Cómo funciona el cerebro de los perros

Según estudios científicos, los perros piensan mucho en su pasado. Son capaces de asociar olores con recuerdos o lugares, tienen casi como un sistema de navegación que los ayuda a encontrarlos. En el cerebro de los perros, los datos que recopilan los sentidos se reelaboran continuamente, junto con otros estímulos que el perro puede procesar de manera muy eficiente. Cuando se han sometido a estudios científicas, se ha dejado siempre en evidencia que el perro es capaz de resolver problemas complejos y vive guiado por la combinación adecuada de instinto y razonamiento.

En qué piensan los perros

Además de pensar, ¿los perros sueñan?

A menudo, cuando nuestro perro duerme, mueve las patas, lloriquea y se retuerce: es evidente que está soñando. Se supone que los perros sueñan con cosas de «perros», como encontrar un lugar o encontrarse con otro amigo peludo, cazar presas, reunirse en una manada o en un grupo de personas. Se ha comprobado, al monitorear la actividad cerebral de perros dormidos, que durante el sueño se estimulan múltiples áreas cerebrales. Como ocurre en nuestro caso, el cerebro de los perros los protege mientras duermen de imágenes demasiado crudas. 

¿Qué piensa nuestro perro de nosotros?

Los perros piensan mucho en sus humanos y son capaces de leer su comportamiento mejor que nadie. Los animales que más fama tienen de parecerse en mayor medida a los humanos son los primates, pero nadie nos conoce mejor que nuestros perros. Normalmente, nuestros peludos nos tienen en alta estima: nos respeta, aman, confían en nosotros y nos conocen a la perfección. Pueden distinguir diferencias en la voz, expresiones faciales e incluso la intensidad del tacto. ¿No te lo crees? Intenta pues hacer como que lloras delante de tu perro, es muy probable que venga a consolarte.